Un concepto entrelaza los distintos artículos de esta edición. Es la idea de trascendencia, que justamente es distintiva de la cosmovisión de Viktor Frankl, a la vez que lo vincula con las grandes tradiciones metafísicas. 

En tiempos materialistas como el nuestro, la idea de algo que esté “más allá de” el individuo o el mundo, parece impensable. Sin embargo, ya en su época Frankl tuvo la valentía de incluirla como fundamento último de su Logoterapia. Habiendo elegido la polisémica raíz logos, desde su origen mismo su teoría está preñada de nociones metafísicas. Eso le valió el titánico esfuerzo de incluirla como Tercera escuela Vienesa de Psicología, en un contexto donde sólo se hablad de las dimensiones biológica y psíquica, con omisión de la espiritual. 

Es cierto que, quienes continuamos con la difusión de la logoteoría y colaboramos modestamente con su despliegue, tenemos la tarea de hacer que lo trascendente se vuelva concreto en existencias concretas. Por eso mismo, los distintos artículos muestran el concepto vinculado a la capacidad humana de intuir y re-ligarnos, a la posibilidad de descubrir la vocación, y fundamentalmente a la facultad de autotrascender.

La autotrascendencia, ese ir más allá de uno mismo, incluso relegándose para colaborar con el descubrimiento y realización de sentido de otros, es una capacidad espiritual que cuando se actualiza, nos vuelve personas plenas. Por eso mismo, los autores la vinculan al acompañamiento de adolescentes, a la psicoterapia que apunte al despliegue de capacidades superiores del ser humano, a la posibilidad de decidir el uso responsable   de la tecnología como herramienta de encuentro interpersonal e incluso a la vocación que se puede iluminar en otros al ver los valores que es capaz de realizar. 

Cuando el mundo se debate entre matar o morir, atrevernos a ahondar en la capacidad de trascender y vincularnos a lo Trascendente, como fuente de Sentido, parece ser una necesidad urgente. Y su manifestación en actos de autotrascendencia, un llamado de cuya respuesta parece dependen la salud y hasta la continuidad de la humanidad.

Olga R. Oro