Si estás de costado
y cierras los ojos
no oirás los clamores
ni curarás enojos.
Si estás de costado
y recoges tus brazos
no oirás los llamados
ni tenderás lazos.
Si estás de costado
desoirás tus latidos,
negarás tus lágrimas,
desconocerás tu sentido
Si estás de costado
en el último aliento
sabrás que pasaste
fugaz… como el viento.