Y el tiempo un día se detuvo. Y los que corríamos por la vida atrás de obligaciones y horarios tuvimos que frenar. Y encontrarnos. Con los otros, entre nosotros y con nosotros mismos. ¡Y como cuesta! Y en las paradojas de la vida el hombre frena y la naturaleza florece con todo su esplendor, el hombre se recluye y las aguas se hacen más cristalinas, el aire se limpia. ¿Será que el llamado que tenemos en este tiempo sea el de salvar al mundo uniéndonos? Ninguno se salva solo, o lo hacemos entre todos o no se salva nadie. Otra paradoja de nuestra existencia y del sálvese quien pueda. Llegamos a un momento de involución tal que necesitamos una pandemia para darnos cuenta que cada uno tiene que poner su parte, que lo que uno hace o no hace repercute en el de al lado. Se nos dió un tiempo extra para pensar, para volver la mirada hacia adentro, para preguntarnos qué queremos hacer de nuestra vida y qué mundo queremos construir para todos y entre todos, estaría bueno que la aprovecháramos. Vamos a volver a salir después de la cuarentena y como gran país que somos nos vamos a levantar una vez más como tantas. Vamos a volver a nuestras corridas de siempre pero mi deseo más hondo es que no volvamos a ser los de siempre sino que seamos una mejor versión de nosotros mismos. ¡Gracias a cada uno de ustedes por su valioso aporte!